El término “red virtual privada” (o VPN, por sus siglas en inglés) podría sonar demasiado sofisticado. Pero olvidémonos de la jerga técnica para quedarnos con los hechos y las ideas para comprender cómo una VPN te puede ayudar.
Casi todos los usuarios de las VPN quieren mejorar su privacidad, seguridad y anonimato digitales. Una buena VPN les ayuda a lograr dichos objetivos, ya sea en una computadora de escritorio o cualquier clase de dispositivo móvil. La VPN evita que los ojos de los fisgones espíen sus actividades en internet. Y eso, tiene muchas ventajas.
Por ejemplo, tu proveedor de servicios de internet no puede limitar tu uso de ancho de banda en base a los servicios que utilizas. Además, ni tu ISP ni nadie más tendrá datos tuyos para vender a los publicistas que siempre quieren llegar a tí con sus comerciales tan molestos.
Y luego tenemos el tema de la seguridad. Una VPN cifra todo tu tráfico entrante y saliente para que cualquier intento de intercepción pueda ver solamente un flujo interminable de ruido blando. Esto protege tanto tu privacidad como tu seguirdad. Es una ventaja superlativa si te gusta usar la red pública de Wi-Fi gratuita de tu café favorito. El cifrado te permite aprovechar el Wi-Fi público sin miedo a los hackers. Y lo mismo ocurre en los casos de hoteles, aeropuertos y otros sitios públicos.
Y luego también tenemos la pura e inadulterada diversión que hay en esto. Digamos que eres un usuario de Netflix pero que no estás en los Estados Unidos. Esto implica que te estás perdiendo de la mayoría de lo mejor que la plataforma puede ofrecer porque tiene bloqueos geográficos y a los clientes de Estados Unidos les da el mejor contenido y el catálogo más amplio. Las mejores VPN te habilitan para conectarte a Netflix para que te vea como un usuario de los Estados Unidos. Entonces, todos los contenidos previamente bloqueados se vuelven disponibles para tí.
